Hay algunas personas que tratan de ser románticas hasta el final y cuando afrontan su divorcio, prefieren llevarlo todo de forma personal. Sin embargo, a no ser que la otra parte sea tan bienintencionada como tú, esto puede ser un error grave.
Las personas que no quieren contratar a un abogado, muchas veces todavía no han aceptado el hecho irrefutable de que se están divorciando y tratan a la otra persona como si todavía fuera su pareja y una persona que busca el bien mutuo.
Así que el primer paso es afrontar la realidad y saber que la otra parte, sin tener que ser una mala persona, solo mirará por sus intereses, pues esto es lo natural. Contratar a un abogado de divorcio, puede ser incluso una forma de aceptar lo que está pasando.
Por supuesto, esta no es la única razón. Solo para eso, podrías contratar a un psicólogo. Lo cierto es que un abogado de divorcio te ayuda a negociar un trato justo. Y no solo lo hace tratando de sacar lo máximo en valor material. Un abogado también tiene en cuenta el coste en tiempo y dinero, de modo que te puede aconsejar cuando es buena idea ceder y cuando es mejor seguir negociando.
Cuando hay niños o acusaciones por parte de la que será tu expareja, tener un abogado se vuelve todavía más esencial. En estos casos, mantener una posición demasiado blanda puede suponer ceder mucho y además los sentimientos pueden jugar malas pasadas. El abogado, como profesional que es, no decide con el corazón, sino con la cabeza y te ayudará a hacer siempre lo correcto en relación a tus intereses.
Si lo deseas, también puedes designarlo como interlocutor, de manera que tu expareja y sus abogados no puedan hablarte a ti sobre asuntos del proceso de divorcio. Si lo haces, siempre tendrán que hablar con el abogado. Esto es especialmente útil cuando se trata de pasar página y se quiere poder desconectar. También lo es para evitar meter la pata con alguna declaración en caliente debido a una provocación telefónica.
Un proceso de divorcio puede marcar tu futuro: regímenes de visitas a los niños, pensiones a pagar, distribución de las propiedades… lo personal se junta con lo patrimonial y ambos son asuntos esenciales en la vida.
